Circunstancias poco probables llevaron a Teri Johnson a una carrera profesional. Conoció la construcción a través de un programa de preaprendizaje mientras cumplía condena, pero entonces no estaba convencida de que el oficio tuviera futuro para ella. Antes de ser encarcelada, trabajó en artes culinarias, pero perdió su pasión por la cocina y buscaba un camino después de la cárcel. Se afilió a los ferreteros, pero no era lo que buscaba.
Finalmente se afilió a la Union de Carpinteros, y su primer trabajo fue un proyecto de hinca de pilotes. Fue allí donde descubrió su nicho. Su equipo la apoyaba y a ella le entusiasmaba aprender cosas nuevas. Seis meses más tarde cambió sus libros de carpintería general a hinca de pilotes. Además de encontrar una trayectoria profesional clara, también encontró una pequeña comunidad en el oficio. Aunque los días son largos y arduos, sigue encontrando tiempo para seguir siendo una miembro activa de la Union, ejerciendo como Vicepresidenta del Local 196 y Copresidenta de las Hermanas y Hermanos del Local 206.